Como amantes del Arte en todas sus manifestaciones reivindicamos el pleno respeto por las libertades individuales, pues somos conscientes de que sólo sin censuras y temores de ninguna naturaleza el Arte se expresa plenamente. Sin ataduras, sin atajos, sin sombras que oblicuamente se metan en sus intersticios, el Arte alcanza su ideal de belleza al promover el conocimiento, la diversidad, las contradicciones, entre otras características propias de la vida del hombre en sociedad.

lunes, 1 de octubre de 2012

Una «La Cenerentola» (1817) de antología

Felicitamos al Teatro Colón
Una La Cenerentola (1817) de antología
Fotos: Teatro Colón

Por Miguel Ángel Cannone.
La versión que ofrece el Teatro Colón como cierre de su Temporada de Ópera 2012 deberá quedar en la historia del Teatro. El quinteto Sergio Renán (Director de escena y medios audiovisuales), Emilio Basaldúa (diseño de escenografía), Gino Bogani (Diseño de vestuario), Eli Sirlin (Diseño de iluminación) y Alvaro Luna (Diseño de videoescena) conformaron un grupo  que dio un resultado visual incomparable por lo renovador en el uso de medios  escenográficos tradicionales y de multimedia, perfectamente integrados para mantener una extraordinaria unidad de estilo y componer una La Cenerentola absolutamente moderna, sin perder la lógica histórica y el encanto de una obra que dentro de poco tiempo cumplirá los doscientos años de su primera representación.
A diferencia de lo que habitualmente se encuentra en las puestas operísticas renovadoras (arbitrariedad, falta de ideas, resultados absurdos y feos, entre otros desatinos), esta versión derrochó imaginación, buen gusto y sentido del arte perfectamente ensamblados. De ningún recurso se abusó y nada faltó al sentido de la propuesta. Los cantantes evidenciaron un gran dominio de la escena. La marcación de sus acciones, así como la del coro fueron funcionales y de intenso sentido dramático. Lo mismo ocurrió con los bailarines, actores figurantes y unos inesperados y encantadores niños ratones.
Finalmente, algunos altibajos en la parte sonora (la ópera es ante todo canto y música, es cierto) no opacaron el resultado general. Así lo entendió el público del ANT, que aplaudió con gran entusiasmo y a diferencia de otras veces, la platea y palcos no se vaciaron rápidamente. La perdurable y arrebatadora música de Gioachino Rossini (1792-1868), el hipnotismo visual y los aciertos sonoros (también los hubo, y muchos) produjeron el emocionante resultado.


Por otra parte, cabe observar que están  programadas dos funciones extraordinarias (5 y 7 de  octubre) con un elenco local, que por los importantes antecedentes de sus integrantes, genera una gran expectativa. Será bueno aprovechar esta oportunidad para ver una La Cenerentola que, como dijimos, es de antología. Oportuna la decisión de las autoridades del Teatro de agregar estas dos funciones extraordinarias (costumbre que el Teatro debería retomar para todos sus espectáculos líricos), pues permitirán que más gente del país y del exterior puedan conocer el Teatro en su mejor tradición: la de seguir siendo uno de los principales teatros de ópera del mundo, pues sólo desde esta condición puede ofrecerse una producción propia de altísimo nivel internacional y de semejantes características como lo es esta La Cenerentola desde el punto de vista de su realización.
Felicitamos al Teatro Colón por este gran cierre de una muy buena Temporada operística.