Como amantes del Arte en todas sus manifestaciones reivindicamos el pleno respeto por las libertades individuales, pues somos conscientes de que sólo sin censuras y temores de ninguna naturaleza el Arte se expresa plenamente. Sin ataduras, sin atajos, sin sombras que oblicuamente se metan en sus intersticios, el Arte alcanza su ideal de belleza al promover el conocimiento, la diversidad, las contradicciones, entre otras características propias de la vida del hombre en sociedad.

sábado, 10 de agosto de 2013

Compañía Jeunes Danseurs du VM Dance Studio de Toulouse (Francia)




Soberbio aprendizaje 
COMPAGNIE JEUNES DANSEURS VM. DANCE STUDIO DE TOULOUSE
POR TEOBALDOS - Miércoles, 7 de Noviembre de 2012, Navarra, España. 

Dirección: Vinciane Ghyssens y Matthew Madsen.
Programa: Moves. Brel et Piaf. Che Tango Che. Multisport.
Todas coreografiadas por Matthew Madsen.
Programación: Inaem y Ayuntamiento de Pamplona.
Lugar y fecha: Civivox Iturrama. 3 de noviembre de 2012.
Público:Lleno, se agotaron las estradas.

UNA deliciosa velada: generosa en la programación -dos horas-, de alto nivel interpretativo -aunque aún son estudiantes, sin duda, por lo menos algunos de ellos, están muy preparados para acceder a la profesionalidad-, de esplendorosa belleza y gusto por la danza, y con unas coreografías muy adaptadas al jovencísimo cuerpo de baile, en las que no faltan el sentido del humor, ni las bruscas inflexiones gimnásticas. Eso sí, siempre con el ballet clásico como fundamento y base de todo. Y es que una buena educación de la danza debe enseñar ese amor y respeto por la danza clásica, que es lo más difícil, pero también, lo primordial, de lo que parte todo, y a partir de lo cual se puede bailar todo. Tan es así, en esta compañía, que, incluso, en las coreografías que, teóricamente, se apartan del clasicismo -el tango, por ejemplo-, es aquel el que prevalece. El espectáculo es muy coral: los veinte bailarines -cinco chicos- se reparten un espacio algo agobiado por las dimensiones -del que, por cierto salieron airosos, midiéndolo muy bien-, y evolucionan en solos, pasos a dos, en grupos o en tutti; pero hubo un plus de atención -por algunas espectaculares intervenciones- para la pamplonesa Eukene Sagüés, y, sobre todo, para el joven de Toulouse, Jonathan, que encandiló con sus giros y saltos.
Abrió el programa una obra fraccionada en secciones que puso a prueba la versatilidad del conjunto. Con una estética coreútica contemporánea, la recurrencia a lo clásico es constante, incluso se baila en puntas, eso sí con una especie de deconstrucción del estilo, logrando figuras muy contrastadas. En este comienzo las chicas demuestran más soltura, más adaptabilidad a lo nuevo. Los chicos, un tanto encorsetados en el rigor académico, exhiben la exactitud y elegancia de esa disciplina. Hay aportaciones de libertad individual, pero es la simetría la que manda, y fragmentos de dos, tres, cuatro parejas, son muy hermosos. Estas jóvenes parejas -bisoñas aún, probablemente, de amores más profundos- supieron transmitir, sin embargo, el romanticismo, el lirismo, el poder de evocación, e incluso la nostalgia, de la inmortal Canción francesa de Brel y Piaf. Acierta Matthew Madsen a coreografiarlas en movimientos íntimos y recogidos en los pasos a dos; y de una forma más expansiva, en los solos, sobre todo masculinos, con extensa libertad a saltos y giros. Es en una de estas canciones de Piaf (Rien…) donde la bailarina E. Sagüés sobresale por su exquisito vuelo, su robusta fragilidad, su preparación técnica para elevar, junto con su partenaire, ese paso a dos a la estética clásica de elegancia y elevación, sin caer en el manierismo. Para nuestra generación (60 años) estas canciones, tan gloriosamente expuestas, son un precioso regalo. Tengo ciertos reparos, sin embargo, con el criterio coreográfico del tango, ritmo y título de la tercera obra del programa (Che tango che). Y es que bailar tango sin que los protagonistas prácticamente se toquen es, cuando menos, chocante. Ciertamente se cuadran los desplantes, hay exactitud y rotundidad en la medida, y de nuevo, los giros sueltos, los saltos -todos espléndidos-, vuelven a ser protagonistas; pero sin una concreta identificación con lo que se está bailando.
Cerró el programa un jocoso divertimento sobre los deportes. Multisport va como añillo al dedo a esta compañía que se deja la piel en el escenario, como los atletas. Es fácil seguir la descripción de los deportes -rugby, natación, esgrima, tenis, artes marciales, carreras, remo…-, por su evidente grafía; pero hay detalles coreográficos llenos de sentido del humor que van más allá de la excelente realización simétrica. Por ejemplo el contraponer la dureza del rugby con el vals; o las elevaciones que acentúan ciertos movimientos; o la progresiva aceleración de la polka. Hay, en este número, una especial agilidad en el cambio de disciplina deportiva, un dominio del espacio, y una transmisión, absolutamente contagiosa, de alegría, que entusiasmó al público.